Emociones que modelan nuestra huella

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Las emociones ayudan a crear la huella que dejamos en los demás.

Las emociones son las grandes olvidadas en la gestión de la Marca Personal. Sabemos que están ahí, reconocemos su importancia y pasamos por encima de ellas de manera sigilosa, casi con temor de despertar algo que nos cuesta entender, reconocer y, por supuesto, manejar.

Y lo curioso de la situación es que las emociones marcan nuestro tono y el que imprimimos como líderes en las organizaciones. Como si de un coro se tratara, el tono emocional nos ayuda a afinar nuestra melodía particular y la del conjunto, cuando alguien desafina se resiente todo el colectivo. Las emociones son un componente fundamental de nuestra marca personal porque configuran la huella que dejamos en el corazón de los demás.

Amor, alegría, tristeza, rabia y miedo están siempre presentes en nuestra vida y como en muchas ocasiones no sabemos o no nos atrevemos a detectarlas; les cambiamos el nombre y nos quedamos tan anchos. Así decimos que estamos estresados cuando lo que en realidad nos sucede es que estamos tristes o que estamos apáticos, desganados, cuando lo que pasa es que tenemos miedo.

La semana pasada tuve la oportunidad de asistir a un desayuno de trabajo organizado por Hunivers People Hub, consultoría de recursos humanos con alma fundada y dirigida por Esther Casademont, sobre Líderes diseñadores de estado de ánimo: cómo generar equipos extraordinarios.

Joana Frigolé, coach y consultora, hizo una gran introducción al mundo de las emociones y hablo de su importancia cuando queremos construir equipos humanos potentes. Las emociones del líder influyen en el equipo y pueden determinar que se dirija hacia los objetivos propuestos o que se lance por otros derroteros.

Si las emociones impulsan y paralizan a las organizaciones, sus líderes tienen algo que ver con ello y mucho que decir y aportar para generar estados de ánimo positivos. En cualquier caso cada líder debe saber con qué gafas emocionales está mirando el mundo para poder influir positivamente y permitir que la organización y las personas que la conforman puedan fluir.

Fluir es un estado de ánimo que nos hace sentir plenos y en el que, cuando se produce, el tiempo parece detenerse porque vivimos en un estado completo de satisfacción. Es una sensación que es posible que hayamos experimentado, ya sea realizando una tarea concreta o estando con alguien que nos haya llenado especialmente; si buscamos con cariño a lo largo de nuestra vida seguro que sabremos detectarla.

El amor y la alegría potencian el fluir, mientras que la tristeza, la rabia y el miedo pueden bloquearlo. Para construir futuro, Joana Frigolé recomienda utilizar un lenguaje positivo que ponga el foco en las fortalezas, normalizar los problemas, alejar el victimismo porque mira hacia el pasado, simplificar, soñar para visualizar el punto de destino y sobre todo agradecer cada día la parte de camino recorrida y los aprendizajes obtenidos.

Tomar consciencia y querer gestionar nuestras emociones nos permitirá dejar una huella más profunda.

Por Jordi Collell. PersonalBrandigQueMarca.