Una escultura hiperrealista del cadáver de Picasso, se expone en Málaga

0

Málaga ha incluido en la oferta cultural entorno a Pablo Piacasso, una escultura hiperrealista de su cadáver yacente que conforma una “capilla ardiente” para aquellos que quieran decir su último adiós al pintor malagueño aunque sea tantos años después de su muerte.

La obra, del madrileño Eugenio Merino, invita, según su autor a reflexionar sobre «la instrumentalización de la figura de Pablo Picasso con fines comerciales».Merino ya tuvo conflictos legales, que le resultaron favorables, a consecuencia de otra de sus obras. En esa ocasión su obra representaba una escultura de Franco metido dentro de una nevera de Coca-Cola. Demandado por la Fundación Francisco Franco, los tribunales sentenciaron a favor del artista.

Su más reciente obra «Aquí murió Picasso» está expuesta en la sede de la Alianza Francesa de Málaga. El artista que defiende que su forma de hacer arte no supone una “falta de respetos” a los personajes que su figuras representan, plantear la muestra de Picasso como una atracción turística más con todos los elementos que los visitantes desean ver.

«Málaga ofrece un viaje biográfico por la vida de Picasso, y concluir con su muerte en el mismo centro de la ciudad, pero en un espacio francés, me parecía lo más chistoso», ha apuntado Merino.

Para conseguir esta sensación de atracción turística ha echado mano de elementos como la reproducción mecánica del objeto exhibido o que esté rodeado de un cordón de seguridad «para controlar cómo se ve la pieza y cómo se tiene que comportar el público cuando está dentro».

En su mensaje de la comercialización de la cultura, Merino plantea una “capilla ardiente” para concluir los tours turísticos la ciudad del pintor organiza en torno a su figura.

Eugenio Merino ha querido respetar escrupulosamente la estatura de 1,64 metros que tenía Picasso, modeló su cabeza con todas las fotos del artista de las que disponía y ha acompañado el cuerpo de una placa en mármol de Carrara con la inscripción «Aquí reposa Pablo Picasso».

«Quería presentar la muerte en un estado no muy desagradable, como un ‘souvenir’, algo que ni emociona ni repele», ha explicado Merino, que vistió al cadáver, acabado en silicona y con pelo natural, con la típica camiseta de rayas horizontales que también se vende en las tiendas de recuerdos para turistas.