Cleopatra: Inteligente y astuta, pero no tan bella como la pintan

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Cleopatra VII fue el último gobernante de la dinastía ptolemaica que gobernó Egipto desde el 51 aC – 30 aC. Ella es famosa por su belleza y sus amoríos con Julio César y Marco Antonio.

Sin embargo, su mítica belleza ha quedado en entredicho con los más recientes hallazgos donde se ve a una mujer bajita, entrada en carnes y una nariz prominente.

Cleopatra, reina

Se calcula que Cleopatra nació en el 69 aC – 68 aC. Era probablemente hija de la reina Cleopatra V Trifena y del rey Ptolomeo XII Auletes,

Cleopatra tenía varios hermanos: Berenice IV y Cleopatra VI, mayores que ella, y otros tres menores: Arsínoe IV y Ptolomeo XIII y XIV (con estos dos últimos se casaría sucesivamente ya que la ley ptolemaica permitía el matrimonio regio entre hermanos). A todos ellos se les dio una educación puramente griega, según costumbre de la dinastía a la que pertenecían.

El padre de Cleopatra VII no era querido por su pueblo. Era un déspota preocupado sólo por las fiestas y con un absoluto desinterés por los problemas que asolaban Egipto. Además, era un corrupto que se mantenía en el trono gracias a los continuos sobornos y promesas de tributos diversos que ofrecía a Roma para que le protegieran. Roma estaba encantada de “ayudar” a Ptolomeo XII porque Egipto era para el Imperio una presa muy tentadora y hacía tiempo que tenía los ojos puestos en el oro de ese país.

En el año 58 a. C., con ocasión de un levantamiento popular, Ptolomeo se desplazó a Roma en busca de ayuda militar para sofocarlo, lo que aprovechó su hija Berenice y su marido para hacerse con el poder. Pero Ptolomeo consiguió derrotar a su hija con el apoyo de militar de Roma tras prometerles tributos y pagarles fuertes sumas de dinero. Devuelto al trono, uno de sus primeros actos fue mandar ejecutar a su hija Berenice, era el año 55 a. C.

Ptolomeo XII Auletes murió en el año 51 a. C; dejando el trono a su hija Cleopatra VII Filópator, de dieciocho años de edad, y a su hijo Ptolomeo XIII Dioniso II, que contaba aproximadamente con doce años, con quien ella tuvo que casarse por testamento de su padre.

Pero según se dice, Cleopatra, extremadamente inteligente y ambiciosa, dejó siempre a su hermano fuera de todas las decisiones importantes de gobierno. Fue, además, un político astuto que intentó traer la prosperidad y la paz a un país que estaba en quiebra y dividido por la guerra civil. Pero las graves hambrunas hicieron a Egipto cada vez más dependiente de Roma.

Además, en su propio entorno familiar tampoco iban bien las cosas. Su hermana menor Arsinoe, en desacuerdo con su política de ayuda a los romanos, aspiraba al trono. Su hermano-esposo, manejado por sus consejeros (Potino, Aquilas y Teodoto) , en el 48 aC., expulsó a Cleopatra del trono obligándola a exiliarse en Siria. Esta intentó recuperar el poder reuniendo un buen ejército, pero no lo logró.

Cleopatra y sus amantes romanos

Precisamente en el año 48 aC. Un conflicto entre Julio César y Pompeyo hizo huir al segundo a Alejandría, donde fue asesinado por orden de Ptolomeo. Julio César, que le había seguido, conoció entonces a Cleopatra y se convirtieron en amantes.

Cleopatra convenció a Julio César de que le apoyara militarmente para recuperar el trono y este así lo hizo. Ptolomeo XIII murió en estos combates. Pero aunque recuperó el trono, tuvo que volver a casarse con otro de sus hermanos, Ptolomeo XIV, que a la sazón contaba con unos diez años.

Julio Cesar y Cleopatra pasaron varios meses juntos en Egipto y fruto de esa relación nació, el 23 de junio de 47 aC, un hijo (al que Julio Cesar nunca lo reconoció públicamente) al que impondrían el nombre de Ptolomeo XV, más conocido por la historia como Cesarión.

Pero Julio César tenía que volver a combatir y a resolver asuntos políticos en Roma, y partió. Entre sus objetivos estaba el de instaurar una monarquía romana y, probablemente, agrupar, mediante su matrimonio con Cleopatra, a los Estados romano y egipcio, dando así como resultado la unidad política de todo el mundo mediterráneo.

La influencia egipcia durante estos años de Julio César en Roma también se reflejó en la administración, la sociedad, la cultura e incluso la religión. Cleopatra, por su parte, estuvo en Roma dos veces (46 y 45-44 aC) con Cesarión y viviendo como concubina en la villa de César. Nunca fue aceptada por el pueblo romano, que la miraba con desconfianza. Pero Julio César desafió a la opinión pública y rindió homenaje oficial a la reina egipcia. Durante su segunda estancia Julio Cesar murió (15 de marzo de 44 aC) como consecuencia de un proyectado asesinato de un grupo de familias senatoriales republicanas que trataban de frustrar sus planes políticos. Tras perder a su aliado, Cleopatra volvió a Egipto con su hijo.

A partir del año 43 aC, tras su regreso a Egipto, y con su pueblo sufriendo plagas y hambre, Cleopatra, temiendo que su hermano-esposo Ptolomeo XIV, que ya contaba con 15 años de edad, quisiera tener más poder del que a ella le convenía, lo envenena y establece a Cesarión como su corregente a la edad de 4 años.

Pero otro conflicto puramente romano iba a dar nuevamente un giro a la vida de Cleopatra. Marco Antonio (que había sido comandante en jefe del ejército de Julio Cesar y amigo personal de este), habiéndose ganado el apoyo de los partidarios de Julio César, gracias a que persiguió y condenó a los culpables de la muerte de este, decidió utilizar esta popularidad para, junto con Octavio (heredero político designado por Julio César ) y Lépido (antiguo jefe de la caballería de Cesar) recuperar el poder arrebatado a Julio Cesar y sus partidarios. Se desencadenó de esta manera una guerra civil entre los partidarios del triunvirato y los seguidores republicanos.

En un momento determinado, Marco Antonio pidió a Cleopatra una entrevista para convencerla de que le auxiliara con sus naves frente a sus rivales en las aguas costeras de sus territorios. Pero la reina no quería que Egipto, al borde del colapso económico, entrara en una guerra civil de los romanos y tampoco se fiaba de él. Finalmente cedió.

El resultado de la reunión fue que ambos se enamoraron. Cleopatra convino en prestarle la ayuda solicitada, pero a cambio le pidió que ejecutase a su hermana Arsinoe IV, a quien consideraba una continua amenaza. Este así lo hizo, pero además decidió quedarse en Egipto al lado de Cleopatra. La pareja pasó junta en Egipto el invierno de 41-40 aC, disfrutando de lujos y fiestas continuas.

En el año 40 aC Marco Antonio tuvo que regresar a Roma a resolver unos asuntos y de paso cumplir la promesa de casarse con Octavia, hermana de Cayo Julio César Octavio Augusto, su amigo Octavio, y futuro primer emperador de Roma.

En su ausencia, Cleopatra dio a luz dos niños gemelos, hijos de Marco Antonio, a los que llamó Cleopatra Selene II y Alejandro Helios. Marco Antonio pudo regresar a Egipto cuatro años después, en el otoño del 37 aC, durante el curso de una campaña contra los partos y contrajo matrimonio con Cleopatra (sin repudiar a Octavia).

La pareja tuvo otro hijo (Ptolomeo Filadelfo) y llevaron en Egipto una vida de lujo y derroche.

La relación entre Octavio y Marco Antonio había ido empeorando progresivamente y a partir del año 37 el primero ya consideraba al segundo un enemigo, contra el que empleó la propaganda ante el pueblo y el Senado de Roma, presentándole como un títere en manos de la reina de Egipto y en detrimento de los intereses de Roma. De esta forma, de paso, creaba un estado de opinión favorable a sus propósitos, investirse emperador, y que aumentase el odio de Roma hacia Cleopatra.

Octavio expuso públicamente el testamento secreto de Marco Antonio, corroborando así sus argumentos, donde se hacía mención a haber otorgado posesiones romanas a la reina egipcia y que Marco Antonio pretendía trasladar la capital de Roma a Alejandría y fundar allá una nueva dinastía. También hubo para Cleopatra graves acusaciones de diversa índole (brujería, incesto, lujuria, adoración de ídolos animales, etc.).

Todo esto, acabó propiciando la definitiva hostilidad de la opinión pública hacia Marco Antonio y Cleopatra, su destitución como triunviro y la declaración de guerra a Egipto por parte del Senado.

Octavio mando sus tropas contra el ejército que Marco Antonio y Cleopatra tenían apostado en Alejandría. En un determinado momento, Cleopatra, presa del pánico huyó y Marco Antonio, cuando se dio cuenta, la siguió abandonando a sus hombres a sus suerte, que al final perdieron la batalla. Octavio entró el 30 de julio del 30 aC con facilidad en Alejandría. A continuación, Marco Antonio, engañado por un falso informe sobre la muerte de Cleopatra, se suicidó dejándose caer sobre su propia espada.

Octavio entonces pretendió tomar a Cleopatra prisionera y exhibirla en Roma, lo que sin duda aumentaría su respaldo popular para sus aspiraciones políticas.

Cleopatra, conocedora de la muerte de Marco Antonio, se percató del final que la esperaba tras entrevistarse con Octavio. Viendo, pues, su futuro como esclava, Cleopatra eligió morir suicidándose. Según la versión más extendida, pidió a sus criadas que le trajeran una cesta con frutas y que metieran dentro una cobra egipcia (un áspid) que acabó con su vida el 12 de agosto del año 30 aC. Se dice que antes de fallecer escribió una misiva a Octavio en la que le comunicaba su deseo de ser enterrada junto a Marco Antonio, y así se hizo.

Con esta muerte, Egipto se convirtió en una provincia del Imperio Romano.

La belleza de Cleopatra

Los historiadores mantienen que Cleopatra fue la primera de esta dinastía que aprendió a hablar el idioma egipcio, aunque también conocía el griego (por la procedencia de su familia), el hebreo, el sirio, el arameo y posiblemente el latín. Su aprendizaje consistió en la enseñanza de literatura, música, ciencias políticas, matemáticas, astronomía y medicina. Además tenía fama de poseer modales dulces y refinados y una sugerente voz, cosas que hacían de ella una mujer muy seductora según Plutarco.

Además de inteligencia y astucia política, a Cleopatra se le ha atribuido tradicionalmente una belleza excepcional; sin embargo, grabados, monedas y dibujos hallados recientemente dan testimonio de que su encanto debía radicar más en su personalidad que en su aspecto físico.

Parece ser que era pequeña, sobre el metro cincuenta de estatura, de complexión gruesa y con una cara no muy agraciada.

El mito de una reina que deslumbraba a sus súbditos por su belleza parece estar en desacuerdo con estas recientes investigaciones y casi con seguridad debido a las actrices que le dieron vida en las mega-producciones de Hollywood (Elizabeth Taylor, Vivien Leigh, Sofía Loren…). Pero también esa imagen de mujer fatal puede deberse a las historias de sus amores con el poderoso emperador romano Julio César, y luego con su general Marco Antonio. Un Marco Antonio que tampoco sale muy bien parado físicamente en estos hallazgos.

Un pequeño denario de plata romano, del año 32 aC, perteneciente a una colección de la Sociedad de Anticuarios de Newcastle en el Reino Unido, muestra a la reina egipcia con mentón puntiagudo, labios finos y una nariz prominente mientras Marco Antonio aparece en el reverso de la moneda con ojos saltones, cuello grueso y nariz aguileña.

Además, Cleopatra, la última reina de Egipto, parece que era mitad africana, según asegura un equipo de arqueólogos de la Academia Austriaca de las Ciencias que cree haber hallado la tumba de su hermana Arsínoe en Éfeso (Turquía) indicando que su madre tenía un esqueleto “africano”.

Su tumba

Se desconoce el lugar donde fueron sepultados Cleopatra y Marco Antonio. Algunos expertos situaban la sepultura en Taposiris Magna, a 30 km. De Alejandría. El Taposiris Magna era el templo más sagrado en su tiempo y fue construido por la dinastía griega de los Ptolemeos, que gobernó Egipto tras la muerte de Alejandro Magno. Pero excavaciones realizadas en junio de 2008 descartaron esa hipótesis.

Habrá, pues, que seguir esperando.

Escrito para azperiodistas.com por Mongutz.