La amistad como conjugación de emociones

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Afecto personal, sincero y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato. Comenzar una relación amistosa es hacer amistad con dos o más personas. Puede haber entre ellas merced o favor. Afinidad, conexión entre personas del mismo o distinto sexo. Pacto amistoso entre dos o más personas que consuman un deseo o satisfacción de alguna apetencia. Son amigos las personas con las que se tiene amistad.

Los vocablos de amigo y amistad han cobrado una gran importancia a través de las Redes Sociales. Es fácil hacer y deshacer amigos y mucho más fácil mentir y no comprometerse jamás con la verdad. Internet ha logrado globalizar nuestras virtudes y miserias. Nuestras mentiras y verdades. Hemos globalizado nuestras taras, frustraciones y problemas. También nuestras alegrías y nuestras penas. Hemos hecho circular por el ciberespacio nuestros sentimientos, emociones y sensaciones. Amores y desamores virtuales pero con emociones reales. Sin mencionar los espacios reservados al Cibersexo.

No obstante la amistad para que sea real debe ser el resultado eficaz y provechoso de compartir afinidades en igualdad de condiciones. Son infinitas las afinidades que se pueden compartir. Y las emociones que se pueden provocar. Es evidente que entre hombres y mujeres y entre hombres o entre mujeres, se pueden entablar una gama de grados amistad de acuerdo con los gustos de cualquier naturaleza. Por aficiones artísticas, intelectuales, deportivas, culturales y ecológicas. Se pueden compartir sentimientos más íntimos de naturaleza sensual, sexual o erótica.

Toda relación amical ha de forjarse en etapas de acercamiento con base sincera. Donde las formas de identificarse y comunicarse evolucionan con el tiempo con mayores grados de intimidad. El lenguaje verbal y no verbal se convierte en un vehículo de comunicación imprescindible.

Los amigos deben de estar en la misma longitud de onda para una amistad eficaz y satisfactoria. Ya sea para acudir al partido de futbol los domingos por la tarde, tomar parte de un campeonato de ajedrez o ir a la montaña para practicar senderismo. Cada encuentro deben de acompañarse de la complicidad del otro o de los otros amigos. No importa el sexo porque las afinidades y las voluntades deben de estar claras a priori. Cualquier decisión debe de estar acompañada de una motivación.

La amistad se manifiesta de múltiples maneras y formas. En base al cariño, al amor, a la ternura, a la sensualidad, a la sexualidad, al erotismo, a la simpatía y con el contenido de un sinfín de afinidades. Ahora bien, si alguien se hace la ilusión de que este conjunto idílico de emociones y sensaciones, han de vivirse entre dos personas al mismo tiempo y para siempre, es que no ha comprendido al ser humano que puede no estar sujeto a usos y costumbres de nuestros ancestros. Esta breve reflexión me gustaría que tuviera una valoración por tu parte. Gracias.

Escrito para azperiodistas.com por Pedro Taracena Gil.