Médicos cántabros protagonizan un vídeo para concienciar sobre el mal uso de los fármacos al volante

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La Asociación Cántabra de Investigación en Aparato Respiratorio (Acinar) participa en la segunda edición de certamen de fotografía y vídeo inspirado en los términos Fármacos y Conducción, organizado por la Dirección General de Tráfico

Un grupo de médicos cántabros son los protagonistas de este corto vídeo protagonizado por los médicos y que producido por Herman Swaiss Films & La Cosechadora, participa en la segunda edición del certamen FYC, inspirado en los términos fármacos y conducción, de la Dirección General de Tráfico, al que optan trabajos de toda España.

Del 90% de los accidentes que se producen por causa del factor humano, un 5% de ellos se deben al consumo de fármacos, incluso algunos de ellos se pueden adquirir sin receta médica. Asimismo, el 30% de los españoles que conducen toma algún tipo de medicación y de éste sólo el 40% lee el prospecto y sólo el 20% de los ciudadanos lo entiende.

El sentido común es el mejor aliado al volante. El que hace recapacitar cuando las copas de más o las drogas nublan los reflejos, y el gran ausente en la mayoría de los siniestros de carretera. Como el que le falta a ese paciente que solo piensa en la juerga a la vista mientras retumban en sus oídos las advertencias de su médico de cabecera sobre el peligro que representa mezclar sus pastillas con alcohol.

Este es el argumento de un cortometraje rodado en Cantabria donde, por primera vez, el reparto está formado íntegramente por médicos y enfermeros de la región.

La escena descrita la protagonizan dos médicos de Atención Primaria: Arancha Rojo, del área de salud de Torrelavega, que hace de sí misma, aunque a la vez juega el rol de paciente y Borja del Rivero, que trabaja en la comarca del Asón, a quien le tocó el personaje del conductor irresponsable que hace oídos sordos a las recomendaciones del médico y acaba despertando en el peor de los escenarios, entre dos vehículos destrozados y un cuerpo sin vida tendido sobre el asfalto. Es entonces cuando, sin poder ocultar sus síntomas de embriaguez, se lleva las manos a la cabeza. Demasiado tarde.

La víctima, que pilotaba el coche contra el que el impacta el conductor temerario, está encarnado por Carlos León, médico de familia, que viajaba junto a su esposa en la ficción, ensangrentada pero consciente. Precisamente, quien les auxilia en la doctora que centra la trama, quien optó por coger un taxi a la salida del trabajo, sabedora de que no se la podía jugar al volante por si la vencía el sueño. Aunque ese detalle no se le descubre al espectador hasta el final. Tras el fundido a negro que precede al estruendo del choque frontal entre los turismos.