Terapia con ataúdes para evitar los suicidios

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Jeong Yong-Mun, un médico de Seúl organiza talleres para combatir el suicidio, una problemática que causa la muerte voluntaria  cada año, de 29 de cada 100.000 habitantes del país.

Sin duda una buena idea, lo curioso es el método que utiliza este doctor para curar a sus pacientes de los deseos de quitarse la vida.

Los somete literalmente a una auténtica ceremonia de muerte. Vestidos con túnicas blancas y amarillas, símbolo del luto lo primero que deben hacer es redactar su testamento, suponemos que en previsión de que la terapia no funciones.
Después piden perdón por todas sus culpas y por el acto que van a cometer, en la conciencia del daño que van a hacer a sus seres queridos.

Tras este acto de contrición, escriben un carta donde deben dejar plasmado todo aquello que fueron incapaces de admitir de sí mismos en su vida; todo aquello que los hace estar sumidos en la tristeza o en la desesperación.

Una vez escrita, cada uno de ellos la lee en voz alta frente a los demás y después se introduce en un ataúd de madera. Antes de cerrar el ataúd se les relata cómo su cuerpo está muriendo, cómo sus órganos dejan de funcionar, como la vida se va escapando de su cuerpo.
Cuando el doctor les dice que ya están muertos, se cierra el ataúd y permanecen a oscuras y en el más absoluto silencio durante un cuarto de hora.

La tapa del ataúd se cierra y permanecen dentro durante quince minutos. Se pretende que durante ese tiempo entiendan en sus propias carnes lo que sería el final de sus vidas y reaccionen para encontrar razones para seguir en este mundo.

Durante ese cuarto de hora de muerte simbólica se le pide a los pacientes que reflexionen sobre la idea de la muerte y traten de buscar razones para seguir viviendo.

«Esta excéntrica experiencia, cercana a la terapia de choque, pretende ayudar a los surcoreanos a hacer frente a sus propios problemas y a aceptarlos como parte de sus vidas», explica a la BBC Jeong Yong-mun, director del centro de curación.