Los progenitores de una niña de apenas dos meses, procesados por supuestamente intentar acabar con su vida zarandeándola con fuerza, rechazaron este lunes en el juicio cualquier acusación de malos tratos. Ambos sostienen que las graves secuelas de la menor podrían estar relacionadas con una patología genética “ultrarrara”.
De acuerdo con el escrito de acusación, la bebé fue agitada de forma violenta, bien por uno de los padres con el consentimiento del otro o sin que este interviniera para impedirlo, lo que desencadenó un cuadro clínico crítico. La pequeña desarrolló un estatus epiléptico, una encefalopatía aguda, hemorragias intracraneales y oculares, además de hipertensión intracraneal, lo que obligó a su ingreso hospitalario urgente.
La Fiscalía de Gipuzkoa reclama para ellos una condena de siete años y siete meses de prisión por un presunto delito de tentativa de asesinato.
