El futuro del salario mínimo interprofesional (SMI) continúa en el aire y será motivo de fricción en las próximas semanas entre Gobierno central, organizaciones empresariales y sindicatos. La negociación no solo se centrará en definir la cuantía definitiva, sino también en un punto especialmente sensible: si las retribuciones ligadas al SMI deben quedar sujetas al IRPF.
Mientras en Madrid se prepara un pulso político y económico, en Euskadi el escenario es diferente. La reciente reforma fiscal aprobada en la comunidad autónoma establece que quienes perciban menos de 20.000 euros anuales quedarán exentos de pagar impuestos sobre la renta. Esto implica que las empresas no aplicarán retenciones en nómina a estos trabajadores, lo que se traducirá en un incremento salarial neto sin descuentos.
De esta forma, aunque persista la incertidumbre estatal sobre la cifra final del SMI, los empleados vascos con sueldos más reducidos ya saben que la nueva normativa les permitirá ingresar más dinero cada mes.






