Un pesquero con base en Pasaia tuvo que ser escoltado el pasado sábado hasta el puerto de El Musel, en Gijón, después de que el capitán alertara de un motín a bordo mientras faenaba a unas 12 millas de la costa asturiana. Según el relato del armador, la tensión estalló cuando una parte de la tripulación, integrada mayoritariamente por marineros de origen senegalés, se negó a continuar trabajando y llegó a agredirle, poniendo en riesgo incluso su integridad física.
Ante la gravedad de la situación, el patrón decidió dirigirse a puerto, mientras la Guardia Civil enviaba la patrullera Río Tormes para escoltar al barco. Finalmente, la llegada se produjo sin incidentes y, tras hablar con el capitán, los agentes constataron que la calma se había restablecido a bordo.
