La Fundación Picasso Málaga recibirá fondos del siglo XVI al XIX a la muestra que se inaugura este jueves

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La Biblioteca Nacional de España (BNE) ha contribuido con fondos de los siglos XVI al XIX en la exposición ‘Picasso. Las Metamorfosis de Ovidio y el libro ilustrado. Cinco siglos de relatos a través del grabado’, que estará abierta al público del 25 de junio al 4 de octubre en la Fundación Picasso de Málaga.

La exposición ofrece un viaje que dura cinco siglos por la historia del arte. Además de las piezas ofrecidas por la BNE, cuenta con los treinta aguafuertes de Pablo Ruiz Picasso, los cuales grabó por encargo del editor Albert Skira. El ejemplar más temprano de la muestra data de 1526, y se trata de una edición impresa en latín, acompañada de los comentarios de Rafael de Reggio; mientras que la más reciente es un aguafuerte de Jean-Baptiste Patas, de 1820. Todos estos elementos están nutridos de diversas versiones del relato de Ovidio, según indica la BNE.

La finalidad de esta exposición es descubrir al visitante las distintas soluciones que han ido adoptando la variedad de artistas que han interpretado el mito ovidiano.

Según el comisario de la muestra, Álvaro Molina «la fascinación por ese compendio de historias del mundo clásico, que sigue definiendo hoy en día las pasiones de la naturaleza humana, explica en gran medida que Picasso aceptara, por primera vez en su vida, el encargo de grabar un juego completo de ilustraciones concebido para un libro en particular que respondiera al texto original y aceptando incluso la selección de mitos propuestos por su editor, Albert Skira».

Tal y como señala Molina, «la selección de estampas permite dar a conocer la extraordinaria riqueza y variedad con la que los pintores se acercaron a Ovidio en el periodo de mayor esplendor del lenguaje de la talla dulce».

«El conjunto de piezas seleccionadas para esta exposición también permite preguntarse por otros aspectos, como el cambio que fue experimentando el papel del artista en este tipo de encargos y su relación con editores e impresores; la finalidad que cumplirían las ilustraciones como recurso educativo o de mero embellecimiento y, según nos acercamos a la época de Picasso, la nueva concepción que el libro ilustrado adquiriría en el siglo XX como un valioso producto a mitad de camino entre la edición de lujo y el libro de artista», ha concluido.