Descubren un gran arrecife de coral en el delta del Amazonas

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Aunque científica resulta bastante improbable la idea de que puedan generarse arrecifes de coral el ríos como el Amazonas, un grupo de investigadores ha publicado en la revista Sciencie, un estudio que arroja evidencias sobre la presencia de un arrecife de coral y esponjas en la boca del Amazonas.

Según el grupo de estudio, el arrecife tiene 1.000 kilómetros y se extiende desde el extremo sur de Guyana Francesa hasta el estado de Maranhão, en el noreste de Brasil.

«Fue impresionante estudiar el funcionamiento de este arrecife, sabiendo que estos solo han estado presentes en aguas de poco tráfico, transparentes y con penetración solar directa», ha manifestado Fabiano Thompson, investigador del Instituto de Biología de la Universidad de Río de Janeiro y uno de los 38 científicos que participó en el estudio.

La desembocadura del río Amazonas, por el contrario, recibe 300.000 metros cúbicos de agua por segundo, llena de sedimentos y nutrientes orgánicos de la selva que la vuelven turbia y oscura.Además, cuando el río alcanza el océano se forma una cubierta que impide la entrada de luz solar al agua.

Los corales, considerados entre los ecosistemas más diversos del planeta, necesitan de la luz solar para que las algas unicelulares conocidas como zooxantelas hagan fotosíntesis y los nutran.

En un documento publicado en 1977, dos investigadores estadounidenses ya habían descrito la presencia de peces y esponjas de arrecife en el delta del Amazonas. Hasta cuarenta años después la ciencia no volvió a mostrar por ello, principalmente por las dificultades de navegación y porque las probabilidades de la existencia de arrecifes en esas aguas era muy remota.

En dos expediciones –una en 2012 y otra en 2014– que abarcaron tan solo el 10% del arrecife, se encontraron con una variedad de esponjas, corales y peces que habitaban en este ecosistema.

Descubrieron que estas, además, no han sufrido de blanqueo coralino, una de las consecuencias del calentamiento global que ha afectado a la Gran Barrera de Coral, el arrecife más grande del mundo.
Al analizar el inusual sistema marino, encontraron «microbios microsintéticos que producen energía a partir de minerales como el nitrógeno que generan biomasa en un proceso llamado quimiosíntesis», explica Thompson.

La biomasa se convierte en una especie de combustible que nutre los corales y permite la formación de arrecifes.

«Esto demuestra que los arrecifes sí podrían formarse dentro de aguas abundantes en nutrientes orgánicos».