Easy Rider, el polémico toro, presentará “su ópera” en el Teatro Real el 24 de mayo

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Eso si las peticiones de los grupos animalistas y las firmas de miles de personan que exigen la prohibición de la obra, no consiguen su objetivo.

Easy Rider, es un “charoles” de 1.500 kilos, que de momento está robando el protagonismo a los cantantes de la ópera Moisés y Aarón del austriaco Arnold Shönberg que, después de tres semanas en París, se estrenará en el Teatro Real de Madrid el 24 de mayo.

El libreto contempla que un toro vivo esté en escena. Cada vez que se ha representado, grupos animalistas han acusado de maltrato animal a los organizadores y ya miles de personas han pedido la prohibición de la obra.
Su polémica presencia en escena resta brillo al histórico estreno de la legendaria ópera de Arnold Schönberg, cima de la música que por primera vez se representa en el teatro Real de Madrid.

El escenógrafo, que ya utilizó a la bestia en el parisino Teatro de Bastilla, tilda de «banal, estúpida, y desproporcionada» la reclamación de los animalistas que, con más de 45.000 firmas, piden que se prohíba la presencia en escena del animal.

El Real cuenta con todos los permisos y cuidados veterinarios. Los propietarios del animal cobrarán 22.000 euros por las siete funciones del semental charolés que se ofrecen entre el 24 de mayo y el 17 de junio.

El Real expresa su «total compromiso con el bienestar animal» pero más de 45.000 personas reclaman en la plataforma ‘change.org’ al Ministerio de Cultura y a la Alcaldía de Madrid la prohibición del uso del semental en el teatro, que ya ha usado loros, águilas, burros, caballos, burros, y serpientes en otras funciones. Para los promotores de la prohibición, la aparición del animal «supone su exposición a luces y sonidos intensos, el transporte constante y un estrés innecesario» en los casi dos meses que la ópera estará en Madrid».

Recuerda Castellucci, el escenógrafo que el compositor llegó proponer la presencia de una veintena de animales y que «el toro llena de significado su propuesta».
«Se le sometió a un largo período de aclimatación de más de diez meses. Está habituado a viajar. Vive en unas condiciones excepcionales y bajo constante vigilancia veterinaria. Esta perfectamente familiarizado con la música, con la sala y con los actores. No está estresado», asegura Castelucci.

Los animalistas proponen que «se utilice una estatua en lugar de un ser vivo», como se ha hecho en otras producciones.