«Cuando un hombre se apiade de todas las criaturas vivientes, sólo entonces será noble.» Buda
Y en las criaturas vivientes se incluyen los seres humanos.
La muerte en Teruel del torero Víctor Barrio no ha sido solo noticiable como un suceso o como un artículo sobre el mundo del toro.
Incluso aunque parezca difícil de creer no ha sido noticiable por tratarse de la desgraciada muerte de un hombre joven; hijo, padre, esposo y de la tragedia de la pérdida de una vida.
El suceso ha ido más allá de todo lo comprensible, aunque se crucen ideas muy distintas, en las reacciones que pueden tener algunos “seres humanos”.
Por mucho que la discusión sobre la humanidad que demuestra la fiesta de los toros, ninguna asociación animalista se ha pronunciado ante la muerte de este torero como lo han hecho algunos de los que se consideran defensores de los animales.
Vergonzoso que quien alude a la compasión por un ser vivo, se alegre de la muerte de otro.
El más destacado entre estos “opinionistas”, que no representan a ninguna organización en defensa de los animales y, que tras sus declaraciones en las redes sociales mostrando su alegría por la muerte de Víctor Barrios, lo único que demuestran es que sus ansias de protagonismo, su hipocresía puede más que el amor a cualquier ser vivo.
El más destacado, decíamos, ha sido un hombre que se jacta además de ser maestro de escuela, de educar a niños, y que lanzó un imperdonable mensaje en la red que ha revolucionado a taurinos y animalistas.
Supongo que después de la repulsa que ha generado, lo habrá visto muchas veces, pero no está de más volver a publicar el mensaje de Frank Cuesta, de quien nadie duda es un aguerrido defensor de los animales y que da una lección de dignidad que algunos ni siquiera serán capaces de entender.
