Admiten que las cuentas de miles de clientes ya debieron ser traspasadas a VallBanc, al ser validadas con la información requerida, pero por negligencia no han procedido

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Admiten que las cuentas de miles de clientes ya debieron ser traspasadas a VallBanc, al ser validadas con la información requerida, pero por negligencia no han procedido

El Banco Privado de Andorra (BPA) envuelto en el escándalo mundial por defraudar a miles de clientes, busca desesperadamente librar el mismo número de demandas con la promesa siempre incumplida de traspasar los capitales a la nueva entidad financiera VallBanc y regresar los dineros de los inversionistas afectados.

La asesoría y el supuesto liderazgo que ejercen los funcionarios actuales entre otros Jaume Casals y Alonso Saura, no ayuda en nada a las empresas ni al gobierno de Andorra, por la ineptitud y falta de capacidad de estos personajes que se han vuelto expertos en fraguar tácticas de moratorias que entorpecen el proceso para que los clientes recuperen su dinero.

A la fecha hay mil millones de euros de cuentas que no han sido traspasados a VallBanc, provocando serias sospechas de fraude sobre los directivos y funcionarios como Jaume Casals y Alonso Saura, por lo que los clientes esperan que sus cuentas sean transferidas a VallBanc y terminar de una vez por todas con esta farsa.

No hay razón para seguir bloqueando las cuentas supuestamente “sospechosas” pues “toda la información requerida se encuentra en poder de los analistas de Price & Waterhouse, lo que debería ser suficiente para que validen todos los   movimientos y pasen las cuentas a VallBanc en el próximo traspaso”, han reconocido con total cinismo los mismos funcionarios actuales.

Los mismos analistas de Price & Waterhouse han admitido que tienen toda la documentación, pero negligentemente todavía no la han revisado. Y los funcionarios de BPA reafirman que con la información que disponen debería ser suficiente para analizar dichas cuentas.

En un año que ha durado el proceso, que ya huele a estafa, los clientes han proporcionado infinidad de documentos para los ‘auditores’ (información que ya había sido facilitada previamente) pero sin ningún resultado positivo.

Por su parte VallBanc en franca descortesía no ha contestado los correos y llamadas o dado una respuesta sobre el estado de las cuentas de miles de clientes afectados.

Lo cierto es que después de todo lo que ha pasado, los que acusaron a BPA de ser el instrumento de las redes criminales chinas, venezolanas o rusas para blanquear dinero, se han desentendido y no han presentado denuncia alguna. Los mismos norteamericanos han admitido que se equivocaron, que en realidad no tenían pruebas contra nadie, pero el gobierno andorrano les siguió el juego y ahora se han aprovechado de la situación para agenciarse de los recursos de los clientes bajo el manto de la ineficiencia y el burocratismo.