Se buscan aprendices de exorcista

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Al padre Taraborelli, de 79 años, le están buscando jóvenes que quieran aprender su oficio para que lo sustituya y pueda al fin jubilarse. Y no le está resultando fácil, no es de extrañas cuando la profesión de este buen hombre es practicar exorcismos.

Desde hace muchos años es uno de los exorcistas más solicitados de Roma y la Iglesia Católica está trabajando por encontrarle sucesores más jóvenes. Taraborelli trabaja tres días a la semana en una habitación sin ventanas en la parte trasera de su iglesia cerca del Vaticano. A veces atiende hasta 30 personas por día. Y parece ser que ha llegado el momento de que se retire a descansar.

El clérigo no muestra ningún signo de querer renunciar a su trabajo y su teléfono móvil suena constantemente. Pero la Iglesia está preocupada porque no haya quien le sustituya en su labor cuando él ya no esté y quizá también porque la idea de que este singular oficio se pierde, no les gusta.
Pero los sacerdotes más jóvenes no se sienten particularmente atraídos por la perspectiva de pasar horas en habitaciones sin ventanas, leyendo ritos de exorcismo a creyentes perturbados.

«Le dije a mi obispo que no puedo encontrar a nadie dispuesto a hacerlo. Muchos tienen miedo. Hasta los sacerdotes pueden tener miedo. Es una vida difícil», comenta Taraborelli.

¿Será solo miedo lo que tienen?