El Jardín El Capricho de Madrid recupera su conjunto escultórico

0

«El DESTACADAparque El Capricho de Madrid no necesita ninguna excusa para ser visitado. Siempre es un buen momento para sentirlo y disfrutarlo. Pero desde hoy hay nuevos motivos para visitarlo: admirar la impresionante imagen de la Venus de la Alameda, presidiendo la rotonda central del Abejero, y contemplar la recuperación de los dos conjuntos mitológicos y el busto de la duquesa de Osuna en La Exedra». Con estas palabras la alcaldesa, Ana Botella, ha resumido su discurso durante la visita a este parque, uno de los rincones más especiales y bellos de la ciudad de Madrid.

«El regreso de estos dos conjuntos escultóricos al Jardín El Capricho -continuó Botella- revela el máximo interés del Ayuntamiento por devolver al pueblo de Madrid el patrimonio histórico artístico de la ciudad, y expresa el compromiso municipal por su recuperación y conservación».

La Exedra es una obra de concepción clásico-romántica que se erigió como monumento conmemorativo dedicado a la Duquesa de Osuna por su nieto y sucesor. Se trata de un conjunto presidido por el Busto en bronce de la Duquesa de Osuna, atribuido al escultor de cámara y académico José de Tomás, y dos grupos mitológicos de mármol blanco, Hércules y Ónfale, y Baco con sátiro.

Para la ejecución de La Exedra, se reutilizó un elemento existente: una antigua fuente con templete fechada en 1796. El conjunto actual fue levantado entre 1837 y 1838, aprovechando el templete. La fuente se sustituyó por el busto de la duquesa sobre pedestal y se añadió una plataforma semicircular escalonada y una serie de esculturas (esfinges, jarrones, leones y grupos mitológicos).

Hasta hoy, tanto el busto de la Duquesa, como las dos esculturas mitológicas de mármol han formado parte de diferentes colecciones privadas hasta que el Ayuntamiento de Madrid las adquirió el 22 de octubre de 2013 por 30.000 euros, después de comprobar que, efectivamente, correspondían al conjunto de La Exedra.

«Después de su adquisición y un exhaustivo proceso de limpieza y restauración realizado conjuntamente por las Áreas de Las Artes y Medio Ambiente, el Ayuntamiento incorpora definitivamente al Capricho las piezas escultóricas fundamentales del conjunto de La Exedra, para que pueda ser contemplado casi en su integridad», explicó la alcaldesa.

La Venus de la Alameda

La otra razón para volver a visitar este parque es la réplica de la Venus de la Alameda, esculpida por Juan Adán, una de las obras más representativas y de mayor calidad de la escultura neoclásica española de finales del siglo XVIII, que preside, como lo hizo originalmente, el Abejero, uno de los edificios singulares del Jardín.

La pieza original pertenece a la empresaria y coleccionista madrileña Alicia Koplowitz, que en 2013 encargó una réplica exacta de la obra, con el propósito de que ésta pudiera ser admirada en su emplazamiento original, tras la donación realizada al Ayuntamiento de Madrid. «Un gesto desinteresado que quiero agradecer públicamente a Alicia Koplowitz en nombre de la ciudad y de los madrileños, ya que, gracias a esta cesión, el parque incorpora una pieza de gran valor artístico a su ya rico patrimonio cultural y vegetal».

El patrimonio verde histórico

El Ayuntamiento cuida de los espacios ajardinados considerados históricos. Son los Jardines del Buen Retiro, el Templo de Debod, la Quinta de los Molinos, el parque del Oeste o la Quinta de la Fuente del Berro. Las zonas ajardinadas de especial interés, como los Jardines de Sabatini y la plaza de Oriente, también cuentan con los cuidados municipales, al igual que la Dehesa de la Villa. En total, este patrimonio verde ocupa una superficie aproximada de 304 hectáreas repartidas por 6 distritos diferentes en los que, a lo largo de 2014, vamos a invertir 10,8 millones de euros.

«El patrimonio ya sea cultural, histórico, artístico o ajardinado es parte de nuestra historia, como ciudad y, por supuesto, pertenece y es propiedad de los madrileños», ha afirmado la alcaldesa, quien ha añadido que «los grandes países, cuando sus señas de identidad se han visto dañadas por guerras, saqueos u otras calamidades, no han escatimado esfuerzos para restaurarlos, recuperarlos o incluso reconstruirlos»