El Viceconsejero de Economía y Fondos Europeos del Gobierno Vasco, Jordi Campás, participa en el Webinar sobre “Next Generation EU, palanca de transformación y resiliencia en Euskadi”.

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Intervención del Viceconsejero de Economía y Fondos Europeos del Gobierno Vasco, Jordi Campás, en el Webinar sobre “Next Generation EU, palanca de transformación y resiliencia en Euskadi”.

 

 

Tres mensajes clave para entender con perspectiva los fondos del Mecanismo de Recuperación y resiliencia y poder posicionarse ante los mismos:

  • El Mecanismo de Recuperación y Resiliencia surge para preservar el mercado único en el seno de la Unión y no como política de cohesión.
  • El Mecanismo de Recuperación y Resiliencia es una oportunidad para apostar por la Transformación que a su vez impulsarán la Recuperación y la Resiliencia. Sin embargo, trabajar solo en clave de recuperación no garantiza la transformación y resiliencia.
  • El tejido empresarial es un actor indispensable en la ejecución de los fondos del MRR. Las apuestas por la transformación energético ecológica y la transformación digital representan oportunidades en el desarrollo de mercados existentes y nuevos mercados. No es una carrera de velocidad sino una carrera de fondo, por lo que es necesario realizar planteamientos realistas, apalancando fondos del MRR para ejecutar decisiones estratégicas de inversión propias con propuestas de valor sostenibles económica, social y medioambientalmente.

Al inicio de la Pandemia, la UE flexibilizó el marco normativo sobre Ayudas de Estado mediante la adopción de un Marco Temporal para apoyar la economía a través del cual, la Comisión Europea permite a los Estados miembros utilizar toda la flexibilidad prevista en la normativa de ayudas estatales para adoptar medidas rápidas y eficaces de apoyo a ciudadanos y empresas, en especial las Pymes.

Esta medida ponía en riesgo el mercado único ante la desigual capacidad de los Estados de la Unión para desplegar este tipo de “bazocas”. Las distorsiones y desigualdades crecientes que las respuestas asimétricas entre Estados frente a las consecuencias económicas de la pandemia podían ocasionar, exigía una respuesta europea de reequilibrio, para “aplanar la curva de las desigualdades creciente entre estados miembros que además se habían visto afectados de forma desigual por la pandemia. En efecto, al hacer recaer el peso de la respuesta principal en los Estados, existía un riesgo claro de quiebra del mercado interior. La aplicación de dicho Marco Temporal agudizaría las desigualdades entre países en función de la capacidad que éstos tuvieran de asumir nuevos déficits, recurrir a nueva deuda, etc. Unas desigualdades que además se veían reforzadas por el impacto desigual con el que la crisis sanitaria golpeaba a los diferentes Estados de la UE (medida en términos de ingresos en hospitales, ingresos en UCI y personas fallecidas, y sus correspondientes ratios en términos de población).

Del mismo modo, la estructura productiva de los Estados y su especialización sectorial condicionaba el impacto económico y social de la crisis sanitaria, en tanto en cuanto, las medidas de confinamiento y desescalada posterior al mismo incidían de forma desigual. Sobre los sectores económicos.

Todas estas consideraciones conducían a la necesidad de un segundo nivel de respuesta por parte de las instituciones europeas. De lo contrario, se ponía en riesgo el propio futuro de la UE. Si la UE no era capaz de ofrecer una respuesta colectiva en una situación como ésta, la ciudadanía cuestionaría su razón de ser.

Esta es la razón por la que la UE lanza la iniciativa Next Generation EU, no solo como un mecanismo de solidaridad, sino también como una forma de preservar el mercado interior.

Los fondos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR), que forman parte de la Iniciativa Next Generation EU (NGEU), son el instrumento más relevante y ambicioso de todos los recogidos en NGEU. Una iniciativa, como su propio nombre indica, que busca sentar las bases del progreso y la prosperidad de la UE para las siguientes generaciones. Esto pasa por una verdadera estrategia de transformación que exige:

  1. Una distribución de los fondos por Ministerios que intensificara más la presencia de la industria, la I+D+i, así como el papel de las Universidades como agentes de transformación. El volumen de inversiones en estos sectores para que actúen como palancas de transformación es mucho más intensiva en recursos que la que pueden tener otros sectores como el turismo. Sin cuestionar la necesidad de transformación en este sector, su recuperación vendrá de la mano de la vacunación y de la demanda estancada que existe como consecuencia de las diferentes medidas de confinamiento de la población para mitigar el impacto de la pandemia. Sin embargo, la transformación energético ecológica requiere una mayor inversión y los sectores energético e industrial (manufacturero, bienes de equipo, metalurgia, etc.) afrontan importantes retos de eficiencia pero también para el desarrollo de soluciones sostenibles económica, social y medioambientalmente.
  2. Una mayor consideración de las estrategias de especialización inteligente impulsadas por la UE en el marco del despliegue de la política regional y de cohesión europea como condicionalidad habilitante para la recepción de los fondos estructurales, desde el marco financiero plurianual 2014-2020.
  3. Una mayor consideración de las políticas públicas desarrolladas en el marco de las competencias de las Comunidades Autónomas a la hora de definir las líneas de inversión y las actuaciones que se van conociendo a través de las conferencias sectoriales que los respectivos Ministerios del gobierno central gestionan de manera informativa. La no consideración de dichas políticas puede acabar vulnerando el considerando 20 del Reglamento del MRR en el que se establece que “el Mecanismo debe apoyar proyectos que respeten el principio de adicionalidad de la financiación de la Unión. El Mecanismo no debe sustituir, salvo en casos debidamente justificados, a los gastos nacionales ordinarios.”
  4. La consideración del enfoque proyecto y su complejidad inherente, en especial en el caso de los proyectos tractores para la transformación, dado que se trata de proyectos que en muchas ocasiones son multiministeriales, plurianuales, interinstitucionales y cuya viabilidad y factibilidad se pueden poner en riesgo con un enfoque de “ventanillas ministeriales”. En efecto, la complejidad de muchos de estos proyectos, tal y como probablemente se ha podido comprobar a través de la Manifestación De Interés (MDI) de “proyectos tractores de competitividad y sostenibilidad industrial”, exigen planteamientos holísticos y no fragmentados. De lo contrario, se pierde fuerza transformadora.
  5. El aprovechamiento total de los plazos de ejecución que otorga la UE y que permite ejecutar hasta 31/06/2026 sin necesidad de ejecutar como se está exigiendo desde algunos Ministerios la totalidad de los 24.000 millones del MRR recogidos en los PGE de 2021. Esta exigencia puede vulnerar nuevamente el principio de adicionalidad a la vez que dificulta que los fondos se destinen a proyectos de transformación cuyo nivel de ejecución exigen plazos más amplios que el año presupuestario.
  6. La disponibilidad de las anualidades totales en materia de recursos MRR y no solo de la anualidad de 2021 para dimensionar y planificar bien las diferentes políticas públicas que se pretendan llevar a cabo con los fondos MRR.

En definitiva, una verdadera apuesta por la Transformación y la Resiliencia en el uso de los fondos del MRR porque actuando sobre las mismas, se logra la recuperación. Sin embargo, priorizando la recuperación, no solo no se garantizan ni la transformación ni la resiliencia sino que incluso éstas se pueden poner en riesgo.

Para que todo este planteamiento eche a andar, es necesario en primer lugar que la UE apruebe el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, “España Puede”. Los canales a través de los cuales fluirá el dinero de dicho mecanismo será principalmente mediante licitaciones públicas y mediante convocatorias de subvenciones transparentes y en concurrencia competitiva. En este sentido, es necesario lanzar un mensaje de tranquilidad y de calma pues las convocatorias empezarán a activarse a partir del segundo trimestre del año y muy en particular en el transcurso del segundo semestre. Estas deben de entenderse como medios para las empresas y no como fines en sí mismos, haciendo uso de las mismas bajo criterios de estrategia, posicionamiento, diversificación, etc. La no participación en MDI lanzados por los Ministerios o el hecho de que un proyecto concreto no esté recogido en el Programa Euskadi Next, no conlleva ninguna limitación para poder participar en las convocatorias que gestionen el conjunto de administraciones públicas responsables de la canalización de fondos.