ZINEBI entrega hoy al cineasta finlandés Aki Kaurismäki el Mikeldi de Honor

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La entrega del galardón tendrá lugar en el transcurso de la gala de clausura del festival, que se celebrará hoy viernes, en el Teatro Arriaga, a partir de las 20:00 horas.

El Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao cierra esta edición con la entrega de los premios del palmarés de su 57ª edición y un homenaje al cineasta Aki Kaurismäki. El realizador finlandés recibirá el Mikeldi de Honor del festival, en reconocimiento por el personalísimo estilo que ha sabido desplegar a lo largo de toda su filmografía, por el hondo sentido ético y estético que impregna cada una de sus imágenes y por el carácter, a la vez local y universal, de su penetrante observación de la condición humana.

La entrega del galardón tendrá lugar en el Teatro Arriaga, en el transcurso de la gala de clausura de ZINEBI 57, que dará comienzo a las 20:00 horas.

Aki Kaurismäki (Orimattila, Finlandia, 1957) fue el tercero de los cuatro hijos de una familia de clase media que vivió en siete ciudades diferentes antes de que él pudiera completar la Secundaria. Pese a que tanto Aki como Mika, su hermano mayor, mostraron muy pronto su interés por el cine, fue rechazado en la Escuela de Cine de Finlandia y empezó Periodismo en la Universidad de Tampere mientras Mika estudiaba cinematografía en Munich. Poco después, los dos hermanos crearon su propia productora, Villealfa Oy. El primer trabajo de ambos fue El mentiroso (Valehtelija, 1981), un mediometraje dirigido por Mika y protagonizado por el propio Aki. El éxito obtenido por esta película en los circuitos de la cinefilia local finlandesa le permitirá iniciar su carrera profesional con la adaptación de un clásico de la literatura universal como Crimen y castigo (Rikos ja rangaistus,1983).

Tras esta prometedora opera prima llegarán algunas comedias disparatadas, realizadas con el mismo tono crítico y a menudo expresionista que va convirtiéndose en uno de sus rasgos de estilo más característicos, como el largometraje Calamari Union (1985) y el cortometraje Rocky VI (1986), muy poco antes de filmar uno de los trabajos más sobresalientes de toda su carrera, Sombras en el paraíso (Varjoja paratiisissa, 1986), con el que participó en la Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes y en el Festival Internacional de Cine de Toronto. Esta película es la primera de la llamada Trilogía del proletariado, formada además por Ariel (1988), premiada en el Festival Internacional de Cine de Moscú, y La chica de la fábrica de cerillas (Tulitikkutehtaan tyttö,1990), que le deparó el aplauso unánime de la crítica europea. Con estas tres obras cobra forma definitiva y se desarrolla uno de los leit-motivs argumentales que atraviesan toda su filmografía: la fatalidad. Y es que, sus personajes luchan como pueden para evitar su derrota o al menos paliar sus efectos; son siempre eternos perdedores empeñados en mantener su dignidad.

Su reconocimiento como uno de los maestros del cine contemporáneo a nivel mundial tuvo lugar con Los vaqueros de Leningrado van a América (Leningrad Cowboys go America, 1989), y sobre todo, con El hombre sin pasado (Mies vailla menelsyyttä, 2002), que se alzó con el Gran Premio del Jurado del Festival de Cannes y es la segunda entrega de su nueva Trilogía de los perdedores, integrada también por Nubes pasajeras (Kauas pilvet karkaavat, 1996) y Luces al atardecer (Laitakaupungin, 2006). Desde comienzos de los 90, y durante toda esa década, la obra de Aki Kaurismäki fue abriéndose a otros escenarios europeos.

Por el estilo muy seco y lacónico de su trabajo en la dirección de actores y por el distanciamiento que caracteriza la puesta en escena de sus películas, Aki Kaurismäki ha sido comparado con cineastas tan eminentes como Robert Bresson y Jean-Pierre Melville. Contrariamente a ellos, toques de humor cada vez menos disimulados afloran en sus construcciones dramáticas. Es un sentido del humor que opera como respuesta a la fatalidad y permite la aparición, de la otra gran clave del cine de Kaurismäki: el optimismo. Así puede entenderse el desenlace de su último largometraje hasta la fecha, Le Havre (2011), que muestra la peripecia de un limpiabotas de gran corazón. También en esta ocasión el explícito contenido político de todo el cine de Aki Kaurismäki contribuye a poner aún más de relieve la profunda dimensión humanística y emancipadora de la reflexión ética y estética de este cineasta inimitable.