El hospital de Mieres reduce un 40% la radiación de las mamografías

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El servicio de Radiodiagnóstico del Hospital Vital Álvarez Buylla, en Mieres, ha reducido en más de un 40% las dosis de radiación que reciben las pacientes que participan en los programas de cribado de cáncer de mama y aquellas que deben realizar una mamografía diagnóstica o de control. El uso de equipos de diagnóstico que incorporan la tomosíntesis con imagen sintetizada permite aumentar la calidad de las pruebas, que resultan más cómodas para las pacientes, y mejora la detección de posibles lesiones de la mama.

La tomosíntesis es una novedosa técnica de imagen tridimensional que amplía, con bajas dosis de radiación, la precisión diagnóstica en mamas densas. También facilita la detección de lesiones no visibles mediante la mamografía convencional, en dos dimensiones. En los estudios tomográficos de mama, el tubo de rayos x se mueve realizando un arco que, en función de su amplitud, obtiene un número variable de proyecciones en diferentes planos y con cortes de grosor de 1 mm. Los datos obtenidos son posteriormente reconstruidos y, con ello, se logran imágenes consecutivas de la mama que posibilitan una mejor detección y caracterización de lesiones.

La principal ventaja de la tomosíntesis con imagen sintetizada frente a la tomosíntesis con mamografía digital en dos dimensiones es precisamente la reducción de la radiación. Estas pruebas son más eficaces y consiguen incrementar la detectabilidad de las lesiones en la mama hasta un 35%, además de aumentar la vida de los aparatos, ya que los disparos se realizan con una menor carga de radiación y se acorta el tiempo necesario para tomar la imagen. De este modo se evitan muchos defectos relacionados con el movimiento del paciente, para quien este tipo de pruebas resulta, además, más cómoda, dado que el tiempo en se comprime la mama es menor.

Con estos nuevos equipos, el hospital mierense comienza a trabajar en la dirección marcada por la directiva europea Euratom 59/2013, que entrará en vigor en febrero de 2018, y que establece normas de seguridad básicas para la protección de los peligros derivados de la radiación ionizante. La norma obligará a reducir al máximo las emisiones a pacientes, controlar las dosis de radiación que se les administran y llevar un registro por escrito que debe quedar reflejado en los historiales clínicos.