Un estudio sugiere que consumir ácidos grasos omega-3 de niño reduce el riesgo de desarrollar asma

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Una investigación, elaborada por la Universidad Queen Mary de Londres y publicada en la famosa revista “European Respiratory Journal”, sugirió que una mayor ingesta dietética de ácidos grasos omega-3 contribuye a reducir el riesgo de desarrollar asma en la infancia. 

El autor principal de la tesis, Seif Shaheen, explicó que el asma es una afección crónica común en la infancia y que actualmente no se sabe cómo prevenirla.

En ese sentido, es muy posible que una mala alimentación puede aumentar el riesgo de desarrollar esta enfermedad. No obstante, hasta la fecha la mayoría de trabajos han tomado “instantáneas”, midiendo la dieta y el asma durante un corto periodo de tiempo. 

Según los hallazgos, los niños en el Reino Unido deberían consumir más pescado, ya que actualmente pocos alcanzan la ingesta recomendada. Este alimento es de particular interés porque es una fuente rica en ácidos grasos omega-3, ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA), que tienen propiedades antiinflamatorias.

A pesar de que no exista ninguna dieta que elimine los síntomas del asma, los expertos recomiendan adoptar una alimentación saludable para beneficiar la salud del paciente en general. “Además de los ácidos grasos, el consumo de frutas y verduras ayuda a reducir la inflamación de los pulmones, ya que contienen una buena fuente antioxidantes ricos en vitaminas C y E. Por otra parte, las personas con asma suelen tener niveles bajos de vitamina D, por lo que será necesario la ingesta de alimentos ricos que contengan Vitamina D, como el salmón y los huevos”, sostiene Katrine Rubæk, cofundadora de la web nutricional Sundt.

El estudio de Seif Shaheen utilizó datos de Children of the 90s, que reclutó a madres que estaban embarazadas a principios de la década de 1990 y ha estado siguiendo su descendencia desde aquella época. 

En total, la investigación analizó la asociación entre la ingesta de EPA y DHA de pescado a los 7 años de edad (estimada mediante cuestionarios de frecuencia alimentaria) y la incidencia de nuevos casos de asma diagnosticados por un médico entre los 11 y 14 años de edad. 

La ingesta de omega-3 de cadena larga del pescado no se asoció con el asma de 4543 personas. Sin embargo, el equipo examinó con más profundidad a los niños con una estructura genética particular.

Así, más de la mitad de los niños portaban una variante común en el gen de los ácidos grasos (FADS) que se asocia con niveles más bajos de ácidos grasos omega-3 de cadena larga en la sangre.

En estos niños, una mayor ingesta dietética de ácidos grasos omega-3 de cadena larga se asoció con un menor riesgo de asma. El riesgo fue un 51 % menor, comparando aquellos en el cuartil superior de ingesta de omega-3 de cadena larga con aquellos en el cuartil inferior.

Según los investigadores, el siguiente paso es ver si una mayor ingesta de ácidos grasos se asocia con un menor riesgo de exacerbaciones en niños que ya tienen asma.